No se trata de emular las delicadas esculturas de grandes maestros de la repostería como Paco Torreblanca, territorio reservado para los genios.
Pero cada vez son más quienes se sienten artistas en casa gracias al fondant y la glasa real, que permiten decorar tortas con la imaginación como único límite y siguen los pasos de maestros, como el australiano Handi Mulayna, famosos por sus ‘topsy turvy’, con pisos inclinados que parecen desafiar la gravedad.
El furor por la repostería se ha extendido desde Estados Unidos hacia el mundo, promoviendo la organización de cursos y talleres, la apertura de establecimientos que ponen en manos del aficionado todos los utensilios y materiales necesarios, y la publicación de libros que adentran al lector en los entresijos de esta golosa afición.
NUEVO NICHO DE NEGOCIO
La pastelería decorativa se ha revelado como un modelo de negocio para pequeños emprendedores, muchos de los cuales trabajan en su hogar sin grandes infraestructuras y venden a través del comercio electrónico.
Ellos dan forma a las más inverosímiles peticiones, para convertir los sueños en tortas con trenes, carros de carreras, superhéroes de cómic, personajes de cuentos y hasta tatuajes de la persona amada para sorprenderla en un día especial.
“Nos piden mucho las tortas personalizadas, y es que se pueden hacer de cualquier forma”, explican las hermanas Laura y Cati Zamorano, que en Catcakes (Madrid) se han especializado en las decoraciones de “ciencia ficción, fantasía, videojuegos y ánime”, aunque hacen de todo.
“Cada vez hay más aficionados y se piden más pasteles decorados al gusto de la persona homenajeada, aunque a la gente le sorprende el precio. Hay que tener en cuenta que se emplea un mínimo de dos o tres días para hacerlas”, apunta a su vez Enrique Lama, propietario de Dulces con Arte.
Muchos de ellos completan sus ingresos con la organización de cursos, cuya demanda llega a superar a los de cocina salada, e incluso se ofrecen en formato tuppercake, a domicilio, que suelen compartir amigas para pasar una tarde divertida de forma distinta y dar rienda suelta a su creatividad.
El afán decorativo va más allá de lo puramente comestible.
El scrapbooking -manualidades con recortes de papel- ha tomado su espacio en este tipo de pastelería con embellecedores como flores de papel o banderines troquelados que rematan el diseño del pastel.
Además de tortas, se personalizan galletas y cupcakes. El próximo hito, los cake-pops, bizcochitos ensartados en un palo que busca adeptos.
IMPLEMENTOS AL ALCANCE DE TODOS
La pastelería creativa avanza cada día para presentar nuevos productos, como las coberturas de distintos sabores y olores a base de cacao y sucedáneos de chocolate, que se funden en el microondas.
Además, herramientas que antes se restringían al ámbito profesional, llegan hoy a las casas.
Las posibilidades de personalizar las creaciones con fotografías o dibujos hechos para la ocasión se multiplican con la impresión de papel comestible, que permite llevar a una lámina de pasta de azúcar cualquier imagen.
EFE Reportajes